martes, 14 de mayo de 2013

SAP - Las asociaciones de mujeres denuncian la falta total de respaldo científico del pretendido "SAP"



"Esta carta relata la verdad acerca del SAP (Síndrome de Alienación Parental), teoría creada por Richard Gardner.
Se explica la manera en que el maltratador utiliza a los niños convirtiéndolos en rehenes para consumar el maltrato hacia la mujer, y la manera en que ella pasa a ser un instrumento de intimidación a disposición del maltratador. Se evidencia como la falta de seriedad científica de esta ideología ha logrado encubrir, a través de un falso diagnóstico, el accionar de cientos de abusadores sexuales de niños/as de todo el mundo."






Las asociaciones de mujeres denuncian la falta total de respaldo científico del pretendido "SAP"

23 de noviembre de 2007

La psicóloga clínica de la Federación de Mujeres Progresistas, Covadonga Naredo, explicó en una rueda de prensa que el SAP, ideado por el psiquiatra estadounidense Richard Gardner, es un falso síndrome que no está reconocido por la Organización Mundial de la Salud ni por el Manual Diagnóstico de los trastornos mentales (DSM-IV), pero que provoca ’unos daños gravísimos en los niños’.
En muchos casos de disputa judicial sobre la guarda y custodia de los hijos, los menores rechazan cualquier contacto con el padre, una reacción que, entre otros motivos, puede ser la respuesta del niño a unos malos tratos o abusos cometidos por su progenitor, explicó.
Sin embargo, según Gardner, los niños que rechazan a su padre lo hacen porque padecen este síndrome, que es inculcado por la madre y cuyo tratamiento no es médico sino legal, ya que consiste en alejar al menor de su progenitora y de toda la familia materna.
Precisamente por este motivo el SAP es ’muy peligroso’, porque tiene ’el efecto perverso de invertir la carga de la prueba’ y dar por sentado que las madres son culpables y que tienen que demostrar su inocencia en un juzgado, según la letrada Eva Pleguezuelos de la Asociación de Mujeres Juristas Themis.
’Los profesionales del derecho estamos muy preocupados porque en los procedimientos de guardia y custodia el SAP se está utilizando para presionar a las mujeres’, pero lo más grave es el efecto que tiene en los niños, ya que, en muchos casos, se les obliga a ir con unos padres que han cometido abusos o maltrato.
Por tanto, subrayó Pleguezuelos, el SAP no es más que una coacción legal con graves consecuencias para los menores y que conculca el derecho de Igualdad y los derechos de la infancia.

Aunque el uso del SAP en los juzgados españoles es ’incipiente’, esta letrada exigió una mayor formación para todos los profesionales que trabajan en conflictos familiares, y sobre todo que se investigue seriamente por qué un menor no quiere ir con su padre, antes de darle la custodia.

La presidenta de la Federación de Mujeres Separadas y Divorciadas, Ana María Pérez del Campo, lamentó que los jueces españoles e incluso del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid estén ’dando pábulo’ a las opiniones ’pedófilas y sexistas’ de Richard Gardner.
’Según ese señor -explicó Ana María Pérez- las mujeres obtienen placer al ser golpeadas, forzadas y hechas sufrir de otras formas’ porque saben que ése es el precio que han de pagar para conseguir ’el premio del esperma’, en tanto que las relaciones sexuales entre adultos y niños son una práctica ’procreativa’ positiva que redunda en el bien del menor.
Para advertir a la sociedad de los riesgos que conlleva el uso del SAP, 25 asociaciones de mujeres han enviado sendas cartas a los ministros de Sanidad y Consumo y Justicia en las que le solicitan una entrevista urgente, debido a la gravedad del asunto.
Las asociaciones de mujeres solicitan audiencia al Ministro de Sanidad y Consumo, Excmo. Sr. Don Bernat Soria Escomns, y al Ministro de Justicia, Excmo. Sr. Don Mariano Fernández Bermejo, para informarles sobre la irrupción intempestiva de un pretendido cuadro médico, relacionado con los procesos judiciales de ruptura de matrimonios y uniones homólogas, que se presenta como "Síndrome de Alienación Parental" (SAP). En estas entrevistas se le hará entrega de:

1.- Un documento suscrito por más de medio centenar de profesionales de la Salud Mental, en el que-de modo inequívoco-se fundamenta la falta total de respaldo científico del pretendido "SAP", y la consiguiente insolvencia médica que de su diagnóstico, aplicación y tratamiento se está realizando en el campo judicial de nuestro País, además de aspectos éticos tan execrables como la ideología pro-pedófila y sexista que inspira la creación del pretendido síndrome de alienación parental.

PROFESIONALES DE MEDICINA Y SALUD MENTAL ANTE EL FENÓMENO PSICOLÓGICO-LEGAL DEL PRETENDIDO "SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL" Ir a FUENTE

2.-Otro documento abundando la improcedencia de la aplicación del SAP desde la perspectiva del Derecho, a cuyos fundamentos se suman las Organizaciones sociales y miembros de la sociedad civil. El fraudulento SAP pretende utilizar a la Justicia como medio para obtener la legitimación que le niega la Comunidad científica.
JURISTAS Y SOCIEDAD CIVIL ANTE EL FENÓMENO PSICOLÓGICO-LEGAL DEL PRETENDIDO “SÍNDROME DE ALIENACION PARENTAL”  http://www.redfeminista.org/Noticia.asp?ID=5660
La presidenta de la nueva Red de Madres explicó que el SAP va unido a la denominada 'Terapia de la Amenaza', por la que Gardner, que tal y como explicaron, era "un pro pedófilo que decía que la pedofilia es una forma de orientación sexual", proponía "la retirada inmediata del menor de la madre, de forma que luego la madre sólo pudiera ver al niño bajo supervisión".



Un Perverso y su Estafa

Hace más de veinte años el pedófilo que terminó suicidándose, Richard Gardner, "inventó" el "síndrome de alienación parental", conocido como "SAP". Gardner nació el 28 de abril de 1931 y se suicidó acuchillándose, el 25 de mayo del 2003. El reporte de su necropsia se puede encontrar en cincinnatipas.com/dr-richardgardnerautopsy.html
Utilizó sin escrúpulos y para sus propósitos económicos, su trabajo de tiempo parcial, como voluntario en el College of Physicians and Surgeons de la Universidad de Columbia. Jamás fue profesor de psiquiatría de esa universidad. Su curriculum vitae es inaccesible, sólo se sabe que fue sargento del ejército estadounidense. Si pueden resistir el profundo malestar que sin dudas les provocará, entren en la página defensora de la pedofilia   pedophileophbia.com/Richard%20Gardner.htm
Allí podrán encontrar su ideología y la falta de seriedad científica de su "SAP", diagnóstico que puso al servicio de abusadores sexuales de niños y niñas. Cabe señalar que la Universidad de Columbia publica en su editorial los trabajos de sus profesores, cosa que jamás ocurrió con el siniestro Gardner por no ser profesor allí. Este inescrupuloso publicó sus libros en Creative Therapeutics, su propia editorial difundiendo así su perverso invento. Valiéndose del prestigio logrado entre abusadores y golpeadores, se enriquecía con su trabajo de "perito de parte" en divorcios controvertidos en donde había acusaciones de abuso sexual de hijos e hijas. Para defender lo indefendible, el abuso sexual, el "SAP" le resultaba un instrumento perfecto en el marco de dominación patriarcal: "la madre había alienado a sus hijos poniéndoles en sus cabecitas abusos inexistentes. "El "SAP" además aparece, cuando las denuncias de abuso sexual infantil empiezan a surgir en los sectores medios y altos de la sociedad. Quienes tienen no sólo los recursos intelectuales sino también económicos para pagar a sus abogados y abogadas defensores y sus peritos y peritas cómplices.
El trabajo más meticuloso que he leído hasta el momento, donde se ponen de manifiesto las maniobras fraudulentas de Gardner para tratar de imponer su redituable SAP es el de Jennifer Hoult, J.D. The Evidentiary Admissibilityof Parental Alienation Syndrome, publicado en Children's Legal RightsJou rnal Volume 26, Number 1 Spring 006 disponible en inglés en www.jfcadvocacy.org/amicus-briefs/PAS-ABA.pdf
Los perversos como este individuo, no son tontos y suelen ser muy hábiles. Sin duda le fueron y son útiles para su propósito algunos mitos sociales bien instalados:
a) El poder sobre natural de las madres... mujeres, herederas de las poderosas y maléficas brujas medievales, capaces de todo...hasta de lavarles el cerebro a sus hijos y de llenarles la cabeza con abusos sexuales inexistentes.
b) Los chicos mienten, son unos manipuladores innatos, son capaces de todo desde que nacen para lograr sus siniestros propósitos: manipular a los adultos.
c) Los seres humanos somos completamente manipulables.
Desarticulando mitos:
a) Ojalá fueran ciertos nuestros poderes sobrenaturales femeninos. ¡Las cosas que haríamos sólo moviendo nuestras narices! Para colmo, nuestros rebeldes hijos rara vez quieren hacer lo que les pedimos.
b) Los chicos no son manipuladores, menos aun cuando se trata de abuso sexual. Nadie puede fantasear acerca de lo que no conoce. Los chicos no mienten, jamás pueden inventar historias que ponen de manifiesto en sus relatos o en sus dibujos situaciones propias de la genitalidad adulta cuando no las han vivido, diría mejor, padecido.
c) Si esto fuera cierto, las empresas y los candidatos políticos no necesitarían gastar fortunas en nuevas campañas publicitarias. Con lavarnos la cabeza una vez sería suficiente. Los abusadores sexuales infantiles se aprovechan de nuestra salud mental. Las personas comunes no podemos siquiera imaginar que un adulto sea capaz de amenazar, someter y tomar como objeto para sus propósitos sexuales a un niño o niña. Como nos resulta impensable, defensivamente, inmediatamente lo rechazamos y lo negamos. En lugar de creerle a los niños y niñas, por esta negación, quienes desconocen la realidad del abuso sexual infantil, piensan: "¿Cómo X tan correcto/a, tan educado/a, tan cordial... puede ser capaz de semejante acto?  "Seguramente son inventos de esta criatura... tiene tanta imaginación... vaya a saber lo que vio en la tele..."
Atención: Cuando un niño o niña tiene el coraje de poder hablar del abuso sexual que padeció es porque a encontrado alguien en quien supone puede confiar. Al revelar el abuso sexual está luchando contra todas las amenazas y el minucioso trabajo psicológico del abusador. A pesar de su dolor y de su miedo se anima a hablar: es un acto de coraje supremo. Tengamos en cuenta que:
Los abusadores sexuales infantiles siempre están en el entorno cercano de sus víctimas y ejercen el poder sobre ellas. Profetizan en sus amenazas las más siniestras consecuencias si la víctima habla. Un niño o niña víctima de abuso sexual que lo revela venciendo todos estos obstáculos, merece al menos un adulto amorosamente responsable que lo escuche, le crea, lo ayude y lo proteja. Que no dude por sus prejuicios, de lo que con valentía esta criatura cuenta. Si no le creen, las "profecías" amenazantes de su abusador sexual se empiezan a cumplir: "si contás nadie te va a creer..." La red familiar comienza a deteriorarse. La víctima se empieza a sentirse responsable y culpable de lo que ocurre: "Porque yo hablé todo esto sucede... ya no me van a querer más, me voy a quedar solo/a".
Si las víctimas de abuso sexual infantil no encuentran la contención y el apoyo necesario callan por mucho tiempo o se retractan. El "SAP" se ha convertido en estos veinte años en un negocio muy lucrativo y no sólo editorial. Muchos profesionales de todo el mundo viven económicamente de Él. (Psicólogos, psiquiatras, abogados, peritos.).El "SAP" carece de todo fundamento científico, desconoce toda la psicología infantil y sólo sirve y ha servido para absolver a abusadores sexuales infantiles. Sería bueno recordarles a los "peritos y peritas" de Argentina, que su función debe realizarse en un marco de buena praxis y con los conocimientos que las ciencias sostienen. No es el caso del "SAP". Cuando aceptan esta función, lo hacen bajo juramento o promesa de desempeñar fielmente sus cargos y que su no cumplimiento los hace pasibles de las sanciones previstas en los Art.275, 276 y 277 del Código Penal. Va siendo hora que quienes no cumplan con fidelidad su función sean castigados. Mientras abogados/as y peritos/ as inescrupulosos mienten y engañan a sabiendas, los y las pequeñas son victimizados una y otra vez por quienes se supone deberían protegerlos. (pediatras, peritos, defensores, jueces...) y nosotros como sociedad toda. Los que se declaran a sí mismos "injustamente" alejados de sus hijos. Este invento siniestro al servicio de abusadores sexuales de niños y niñas, es el argumento utilizado en todo el mundo por los padres autotitulados "injustamente" separados de sus hijos. Lo difunden a diestra y siniestra y de tanto repetirlo convencen de su existencia y lo que es peor hasta logran que la opinión pública, que carece de toda formación médica y/o psicológica, ingenuamente les crea. Favorece su propósito la complicidad inmoral de "colegas" que han hecho del "SAP" una renta asegurada. Estos padres se consideran víctimas de la justicia, por todos los medios que tienen a su alcance alegan que las denuncias que pesan sobre ellos son falsas, que su ex pareja obstruye el vínculo con los hijos o hijas. No es cierto que haya un incremento de las falsas denuncias de abuso sexual infantil en divorcios, este es otro mito que se pretende instalar.
Invisibilización y Desprotección de las Víctimas de Violencia de Género en los Puntos de Encuentro Familiar: Desmontando el SAP.

FEDERACIÓN DE ASOCIACIONES DE MUJERES SEPARADAS Y DIVORCIADAS Febrero 2009

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Extractos del escrito original:

"En la mayoría de los casos que llegan a los tribunales como “muy conflictivos” por la custodia de una hija o un hijo existe un historial de violencia doméstica que no se está sabiendo evaluar.” 
Joan Meier, 
Profesora de Derecho de la Universidad de George Washington, Washington DC. (Nov. 2005).

La irrupción a nivel internacional de la acientífica, aterradora y compleja teoría del Síndrome de Alienación Parental en el ámbito judicial, incluido en los Puntos de Encuentro Familiar, y en las políticas de familia conservadoras en general, está provocando una grave desprotección de las víctimas de violencia de género en el ámbito familiar y, de forma global, una involución en la conquista de derechos para la mujer y la infancia.
En la última década se ha ido configurando a nivel mundial una corriente machista renovada que oculta los viejos principios del patriarcado, y que ha conseguido expandir y legitimar como la pólvora su discurso. Esta teoría del SAP está compuesta por una serie de “neo mitos”, como los denomina la Magistrada Montserrat Comas, que acaban con la credibilidad de las mujeres y causan su indefensión. El  contra-movimiento machista está logrando infiltrar en el inconsciente colectivo el constructo del SAP repleto de estos prejuicios disfrazándolos astutamente de una falsa igualdad entre hombres y mujeres, una falsa defensa de la “paternidad” y un falso victimismo del hombre frente a la mujer perversa y un faso distanciamiento del machismo clásico.
En EEUU, expertos/as en violencia de género, incluidas importantes asociaciones de mujeres como NOW, National Organitazion of Women, o la Coalición contra la Violencia Doméstica, junto con el movimiento de hombres por la igualdad, desde hace ya algunos años vienen investigando y denunciando las consecuencias tan terribles que está teniendo este Contra-movimiento en las mujeres y en sus hijos/as.

Los hijos e hijas son ahora más que nunca el arma perfecta, el punto débil de la mujer, que el SAP utiliza para perpetuar la violencia sobre ella tras la separación.  Así lo ideó Richard Gardner, su inventor.
La utilización de los hijos e hijas por parte del agresor para amenazar y coaccionar a la mujer no es nada nuevo. Lo novedoso es la legitimación de esa utilización y su discurso machista como una realidad científica, el SAP. La madre tras lograr dejar la relación de violencia con el agresor se enfrenta a una segunda parte de la pesadilla a menudo aún más aterradora y prolongada en el tiempo que la primera. La madre lucha ahora por proteger a sus hijos/as de la violencia del padre sin poder estar ella presente. Los interminables procesos judiciales por custodia o régimen de visitas en los que él la enreda le sirven a éste para chantajearla y forzarla a ceder a sus deseos, le sirven para seguir decidiendo sobre su vida, para controlarla y como forma de vengarse por haberle abandonado. Él sólo tiene que utilizar a sus propios hijos/as para aterrorizarla, porque no hay nada que le importa más a ella y nadie mejor que ella sabe que lo que pueden llegar a sufrir en manos de su padre violento porque lo ha vivido. La venganza final del agresor, su victoria absoluta, es conseguir la custodia de sus hijos/as.
El ideario de la teoría del pretendido Síndrome de Alienación Parental se suma y encaja con el antiguo patriarcado para dibujar de forma distorsionada un estereotipo que inventan frecuente, el de la madre malvada, manipuladora y vengativa dispuesta a todo con tal de separar a un padre bondadoso de sus hijos/as. Esta visión provoca una grave discriminación de género en el ámbito judicial y que pasa casi inadvertida para el ojo no experto debido a sus múltiples disfraces. Es la víctima (madre e hijo/a) la que experimenta con claridad las consecuencias de esta discriminación.
En cualquier país donde se ha infiltrado la ideología del SAP, las madres que se atreven a denunciar en los juzgados o en los Puntos de Encuentro Familiar el maltrato o los abusos sexuales por parte de su pareja/marido hacia sus hijos/as, se arriesgan a perder su custodia.
Desgraciadamente cada vez más mujeres la están perdiendo acusadas de alienadoras y/o vengativas.
El SAP (en todas sus versiones incluidas las que no utilizan el nombre mismo SAP pero sí aplican los conceptos que lo componen) es una nueva forma de violencia contra mujer. El agresor la atrapa en largos y agotadores juicios donde la acusa de todo tipo de comportamientos negligentes y malintencionados al tiempo que se exculpa hábilmente de su propia violencia convirtiéndola en “parte del conflicto de la separación” o en “denuncia falsa”. Estos contenciosos en los tribunales la dejan a ella arruinada y exhausta física y psicológicamente, la mantienen en tensión constante, aterrada pensando que si pierde la custodia o si ya la ha perdido no puede proteger a sus hijos/as.

Como ejemplo de la infiltración de la ideología del SAP en las políticas de familia, hemos asistido a la instrumentalización de los Puntos de Encuentro Familiares (siglas PEFs), recurso que esta ideología ha conseguido definir y manipular a su antojo. A través de la formación de su personal por parte de seguidores o discípulos de la corriente SAP, muchos PEFs se han transformado en centros donde se invisibiliza y desprotege a las víctimas de violencia de género y se las maltrata al ser forzadas a relacionarse con su agresor.
Mª Luisa Sacristán, Presidenta de APROME, primera asociación en abrir un PEF en España, fue pionera en importar la visión de la teoría del SAP, y en el año 2006 APROME editó una Guía de Intervención en los Puntos de Encuentro de Castilla León que es un instrumento claro de aceptación y aplicación de la teoría del SAP. En ella se llega a señalar:
“Hay un presupuesto básico: el SAP es perjudicial para toda la familia y en especial para los hijos. El rechazo filial debe ser reducido.”
“(En casos de SAP) Trabajo con el progenitor rechazado sobre la reformulación de los
motivos del rechazo: su hijo le rechaza porque le quiere, no por lo contrario, pero no puede hacer otra cosa que la que hace.”
“(En casos de SAP) Se ayuda (al/la menor) a encontrar una excusa para ver al progenitor rechazado.”
Desde finales de los años noventa y especialmente a partir de 2004 hemos ido detectando un aumento progresivo de testimonios que nos hablan de la falta de protección y atención indebida que en distinto grado están padeciendo día a día estas víctimas madres e hijos/as, en muchas comunidades autónomas. Dichos Puntos administran su gestión con una tendenciosidad en su interpretación dibujada por la teoría del SAP sobre la ejecución de la custodia de los hijos o régimen de visitas que por el Juzgado les son encomendadas.
Las gestoras que dirigen estos recursos definen e impulsan los PEFs como un “servicio destinado a favorecer el derecho de los y las menores a relacionarse con sus progenitores”, y los presentan como “lugares físicos idóneos, neutrales y seguros para facilitar el régimen de visitas de los y las menores con sus familias” en los casos que, derivados de los juzgados, son calificados en su mayoría por dicha entidades como de “rupturas conyugales conflictivas”.
Veamos si tan sugerente descripción y el nombre de “Punto de Encuentro Familiar” como el lugar apacible donde se protegen las necesidades de afectividad de los/as menores afectados/as por la violencia de género, etc., se corresponde de hecho con la realidad.
Es frecuente que a las víctimas de la violencia de género, madres y sus hijos e hijas, el PEF les produzca miedo, angustia e inseguridad. ¿Por qué? En lugar de percibirlo como un espacio neutral que los acoge y les da seguridad, y en donde pueden expresarse libremente para recibir el apoyo necesario, a menudo asocian el Punto de Encuentro Familiar a un lugar de sufrimiento y estrés, con la consiguiente repercusión para su salud mental e incluso física.
El paso por este recurso se convierte en una prolongación de la violencia del maltratador o del pederasta; triste paradoja porque el trato que reciben proviene de la propia Institución de la Justicia cuya función es la de protegerlos. ¿Por qué? La visión que imprime la teoría del SAP en los/as trabajadores/as y en la propia definición de PEF hace que este personal se transforme en instrumento de coacción y amenaza sobre las víctimas de violencia de género.
Las madres que han sufrido maltrato viven aterradas amenazadas con perder la
custodia de sus hijos/as por el personal del PEF o de la justicia si estos llegan a interpretar que ella está “obstaculizando” la relación entre el padre y los hijos/as bajo los parámetros del SAP.
Por otro lado, los informes del PEF, remitidos al juzgado de familia correspondiente, se
han convertido en un arma contra estas madres y sus hijos/as, ya que en la práctica resultan ser periciales psicológicas encubiertas donde se pone el foco sobre la madre y los menores a través del filtro de la teoría del SAP. Debido a informes como estos, muchas madres están perdiendo la custodia de sus hijos/as en favor del padre maltratador o incluso pederasta.
Quede esta descripción como una realidad ampliamente contrastada, lejos de cualquier interpretación subjetiva o superficial de quienes la observan.
El primer objetivo del PEF que constatamos, concebido desde la perspectiva del SAP, su único objetivo en la práctica, es que las niñas, niños y adolescentes receptores del recurso se relacionen con uno u otro de sus progenitores, normalmente el padre no custodio, porque esa es la filosofía en que se ha adiestrado técnicamente a las personas que han de gestionarlo y de la que más adelante se hablará detalladamente. Y conforme a este principio rector, se da por sentado que el interés superior de los/as menores es el establecido por el juez, es decir, el cumplimiento del régimen de visitas. Bajo el eufemismo “facilitar las relaciones entre el/la menor y su progenitor” con mucha frecuencia se esconde una aterradora metodología para forzarle a “querer” a un padre violento, negligente o desconocido para el/la menor.
Cualquier otra consideración o posibilidad queda pospuesta a ese objeto fundamental: la comunicación paterno-filial. En base a ello, se presupone que esta relación en la mayoría de los casos es beneficiosa para el/la menor, es lo que se espera. Además se presupone que este padre es adecuado para ejercer la parentalidad a no ser que sea muy evidente y claro ante sus ojos su comportamiento no adecuado. ¿Por qué? La ideología del SAP parte de la inocencia del padre y el alto número de manipulaciones de los/as menores por parte de la madre.
Por otro lado, no se forma al personal para saber detectar la dinámica oculta de la
violencia de género ni cómo afecta a los/as menores, ni la negligencia o abandono que pudieran sufrir durante el régimen de visitas. El ideario del SAP enseña que la violencia de género apenas tiene que ver con los PEFs, que sólo se tratarán estos casos procurando la protección física de la mujer frente al hombre, nada más allá. Incluso a menudo se llega a justificar y malinterpretar la agresividad del  maltratador por entenderla como "parte del conflicto de la separación", obviando en estos casos las señales que indican la peligrosidad que entraña el comportamiento del agresor.
Los PEFs se enfrentan en una abrumadora mayoría de las veces a casos donde se dan diferentes grados de violencia de género, sin embargo, la teoría del SAP oculta estas cifras convirtiéndolos en casos de conflictos traumáticos de separación entre iguales. Las propias gestoras reconocen que más de la mitad de los casos provienen de los juzgados de violencia contra la mujer. La gestora de PEFs de Castilla y León, APROME, admite que en más del 90% de los casos recibidos hasta noviembre de 2008 existía una orden protección decretada por el juzgado10. Si tenemos en cuenta, además, que entre el 80% y el 85% de las mujeres víctimas no denuncia a su agresor, nos encontramos con una bolsa de madres e hijos/as víctimas de violencia de género en los PEFs superior a la que aparentemente podría pensarse.
Como se explicará en estas páginas, los/as trabajadores/as de este recurso han sido formados/as, y lo siguen siendo, en el reconocimiento de esta violencia como un fenómeno no muy frecuente y que sólo repercute en la madre, por lo que los menores, hijos e hijas, son tratados simplemente como víctimas de un conflicto de separación entre iguales, sin entender que la violencia, un síntoma de la desigualdad en la pareja que somete a la mujer, afecta gravemente a los/as menores antes y después de la separación conyugal, ya que son utilizados por el agresor como arma contra la madre y son también objetivo independiente de su violencia.
El PEF no parece formado para detectar la dinámica de la violencia de género en el ámbito familiar, cuando no es capaz de interpretar de forma correcta las secuelas y síntomas que presentan los hijos e hijas víctimas, ni el comportamiento de sus madres en su intento de protegerlos.

En un Informe del año 2006, la asociación Save the Children (Salvar a los Niños) denunciaba en el apartado “Atención a los niños y niñas víctimas de la violencia de género”: “En los Puntos de Encuentro se hace difícil la escucha de los niños y niñas, porque su objetivo es el cumplimiento del régimen de visitas impuesto por el Juez.” Los/as trabajadores/as y así se les enseña desde el ideario del SAP, que la conflictividad que muestran estas víctimas menores de edad, es consecuencia de la separación penosa de sus progenitores, no del comportamiento violento del padre, o de su abandono.

Las madres, sus hijas o hijos, en cuanto víctimas, no pueden manifestarse con libertad ante la actitud de un trabajador del PEF que, de entrada, les niega toda credibilidad, como enseña la teoría del SAP, un trabajador que pone en cuestión cuanto ellas y sus hijos/as manifiestan espontáneamente, esto es, el temor y la preocupación que sienten hacia su agresor. La perspectiva del SAP, como se describirá en estas páginas, destruirá cualquier atisbo de su credibilidad.
Al personal del PEF se le forma durante las jornadas o cursos para aplicar en casos que ellos diagnostican como SAP, la Terapia de la Amenaza de R. Gardner y difundida por José Manuel Aguilar, entre otros, principal defensor de la ideología del SAP en España. Lo más frecuente es que este personal se dirija con términos coactivos e intimidantes, y en muchos casos utilizando la fuerza física para retenerlos en contra de su voluntad, con el fin de instarles a mantener contacto con su padre violento, forzando también a la madre para que lo acepte sin rechistar bajo la amenaza terrorífica de perder la custodia, lo que dejaría a estos/as menores desprotegidos frente al padre agresor.
Paradójicamente, muchas mujeres que han sufrido maltrato solicitan como mal menor los servicios del PEF, como tabla de salvación para evitar en un primer momento las agresiones o intimidaciones del maltratador hacia ella en el intercambio de los/as menores. Otras madres, bien por no haberse atrevido a poner denuncia penal o si ésta no ha llegado a prosperar, solicitan la intervención del PEF con el fin de evitar en todo caso que sus hijos pernocten con el causante del maltrato o el abuso sexual.
Pero a tenor de los hechos, la violencia del maltratador persiste tras la ruptura e incluso
se acrecienta durante el régimen de visitas. Los informes del PEF no recogen las quejas o denuncias de maltrato sobre los/as menores que alega la madre o los propios menores, ya que, como se enseña en la formación, son interpretados según los parámetros del SAP como parte del conflicto entre los progenitores y como síntoma de madre manipuladora, acentuando la desprotección tanto para ella como sus hijos e hijas. Esta interpretación anula y disuade a las víctimas de la denuncia y, por tanto, de buscar protección ante las autoridades locales o estatales.
Las madres, en esos recursos, tienen con frecuencia la impresión de estar bajo la
sospecha de manipular a sus hijos, o de hacerlas aparecer con una imagen de fingido victimismo.
La formación desde la ideología del SAP hace de las mujeres madres alienadoras en potencia cuando surgen problemas en la relación paterno-filial. La realidad denuncia algo muy diferente, que se sienten atemorizadas e impotentes cuando ven desatendidas sus manifestaciones o se ignoran los temores, las fundadas preocupaciones que ellas exponen espontáneamente sobre la suerte que pueden corren sus hijos ante el padre.
Por otro lado, comprueban cómo ni se cuestiona ni se pone en duda la apariencia de bondad y credibilidad con que el padre maltratador, como consumado simulador, se presenta por lo general en el PEF, dando la imagen de persona fiable, de buen padre, de víctima de “la perfidia” de la mujer. Así lo describe y presupone el SAP.

Así que el varón maltratador instrumentaliza a los hijos (consciente de que son lo más importante en la vida de una mujer) convirtiéndoles en rehenes para proseguir con su maltrato hacia ella. De esta manera, consciente o  inconscientemente, el PEF pasa a ser un instrumento perfecto de intimidación a disposición del maltratador o del pederasta, puesto que les obliga “legalmente” a las víctimas a mantener contacto con él. Ante los cuadros de violencia paterna habría que evitar trámites que intensifiquen el daño a la víctima, como el imponer a ultranza la visita de menores para con un padre violento.
La ignorancia, por parte del PEF, del tratamiento que deben aplicarle a estas víctimas y,
por tanto, en el cumplimiento de sus funciones de protección, impide su recuperación. Se minimizan los efectos que la violencia de género tiene sobre las mujeres y sus menores hijos.
Esta falta de destreza en el personal que atiende los PEFs demuestra con claridad el desprecio con que se enfrentan los gestores de estos recursos a la problemática de la violencia de género.

Este informe pretende hacerse eco del malestar y sufrimiento de las víctimas de la violencia de género, pero sobre todo, desentrañar las razones ocultas, provenientes de la ideología del SAP, para la desconsideración que sufren y que se condensaría en los siguientes hechos:

1) La duda sistemática sobre la credibilidad de las víctimas, en que se instruye a los gestores de PEFs.
2) La carencia de informes que testimonien el descontento de las madres o sus menores. El uso perverso de estos informes como periciales psicológicas encubiertas que son tenidas muy en cuenta por el juez encargado de los procesos de custodia o régimen de visitas de los/as menores.
3) El desprecio sobre el criterio y el interés superior real del/la menor, al que dicen defender.
4) La táctica de la amenaza y la coacción, mediante la Terapia de la Amenaza, como enseña la maquiavélica teoría del SAP inventada por R. Gardner, para conseguir unas relaciones paterno-filiales cuando existe el rechazo frontal por parte de las hijas y los hijos hacia el maltratador.

Después de recavar la información precisa se observa que este comportamiento no es
improvisado sino que forma parte de una maquinación llevada a cabo por la mentalidad anacrónica de quienes han formado al personal de estos recursos, grupos prosap y discípulos suyos de corriente conservadora, y que han instrumentalizado este recurso para conseguir sus fines, principalmente la “re-vinculación familiar”, y que intentan impedir por todos los medios a su alcance la aplicación de la Ley integral en lo que se refiere a los derechos de las mujeres víctimas de violencia de género, y al derecho a la asistencia social integral a las víctimas de violencia.
El Estudio-Informe se ha propuesto, tanto descubrir las partes frágiles de la estructura de los PEFs y su instrumentalización perversa, como exponer los fallos de su funcionamiento, cuya simple enumeración y análisis abre el camino necesario para su inexcusable corrección.
Consideraciones previas sobre la violencia de género.
Antaño era moneda común, para la opinión pública, y también para algunos jueces, la idea explícita o velada de que las mujeres no eran totalmente inocentes en los casos de mal trato. Hasta hace muy poco tiempo, cuando se escuchaba la noticia de que una mujer moría a manos de su pareja, no escandalizaba el comentario “a saber lo que le hizo ella”.
Se han dicho barbaridades al respecto: “la culpa la tuvo ella por provocarle”; “a los hombres hay que saber llevarlos”. A los feminicidios se los ocultaba bajo la denominación “crímenes pasionales”.
Esta violencia masculina hacia las parejas femeninas, era invisible hasta hace bien poco tiempo. El feminismo fue el responsable de comprobar que estos crímenes, aparentemente dispersos pero constantes, en realidad, atendían a un patrón de conducta común y deliberada: impedir la libertad de la mujer.
El descubrimiento y la denominación de lo que sería la violencia machista (o de género) tiene que ver con el desentrañamiento de los dos ámbitos donde nos desenvolvemos mujeres y hombres: lo privado y lo público.
“las explicaciones sociológicas y feministas sobre el uso de la violencia contra las mujeres han resaltado dos factores causales. En primer lugar, el proceso de socialización diferencial de los sexos. [...] En segundo lugar, la persistencia de las definiciones sociales que representan las relaciones entre los géneros como relaciones de subordinación, cuando no de propiedad, en que las mujeres deben cierta sumisión a sus maridos o compañeros. Será entonces, cuando las mujeres no respondan a las expectativas, cuando los conflictos pueden llevar al uso de la violencia como medio de restablecer la satisfacción de las expectativas sobre el comportamiento femenino. En este segundo caso, la violencia aparece como un efectivo medio de control social sobre el comportamiento de las mujeres”11
Reinar en la casa mientras que el hombre se apoderaba del mundo público ha sido un escollo tremendo para las mujeres a la hora de pretender alcanzar sus propios derechos. Lo que sucedía dentro del ámbito privado, es decir, la familia, la pareja, lo doméstico, además de ser intocable, carecía de valor. El reinado doméstico de la mujer siempre era relativo porque chocaba con la figura del padre y esposo, verdadero patrón de la familia, propietario de su mujer y su prole.
Hasta mayo de 1975, la mujer no podía ni moverse sin permiso de su marido.
“las leyes al servicio del sistema patriarcal impedían a las mujeres instruirse, disponer
libremente de sus bienes privativos y aun administrarlos sin la anuencia del marido, tener negocios propios o recibir la herencia de sus mayores o siquiera trabajar sin la obligada licencia marital. Lo de la mujer no eran entonces "derechos" sino deberes y obligaciones, incluido el vergonzosamente llamado débito conyugal que obligaba a la mujer para con su marido pero no al revés”12.
Cuando se reivindicó el valor de lo privado, “lo privado es político”, de Kate Millet, empezó a calcularse el verdadero valor de los crímenes ocultados, por la pasividad o complicidad social.
En nuestro país, el derecho a la igualdad de derechos, propugnado por la Constitución de 1978, resultó un avance importantísimo, pero que requería un paso adelante para que realmente llegase a ser efectiva esta igualdad: y es la seguridad. Para este cometido fue redactada la Ley integral, que posibilitaría que esas medidas de protección integral, para “tutelar” la desprotección de las mujeres y esa seguridad llegasen a ser efectivas.
Poner especial cuidado en que las víctimas sean protegidas es una cuestión de justicia; es pagar mínimamente la deuda pendiente por tantos siglos de patriarcado y atenuar levemente la situación de desigualdad social dentro de este sistema, responsable, en última instancia, de que este delito contra la mitad de la humanidad sea perpetrado.
“La seguridad de las mujeres maltratadas —dice Andrés Montero, Director del Instituto de Psicología de la Violencia— necesita ser reconocida como derecho efectivo previo a la tutela penal, porque el ejercicio de este derecho no está siendo efectivo pues partimos de un plano de desigualdad previa, inherente a la violencia de género, que convierte a la seguridad de las mujeres en un derecho minusválido cuando no existente”13.

(11 De Miguel Álvarez, Ana (2003): “El movimiento feminista y la construcción de marcos de interpretación: el caso de la violencia contra las mujeres”, en Revista Internacional de Sociología –RIS-, nº 35, Mayo, pp. 127-150.
12 Pérez del Campo Noriega, Ana María (2007): “Origen y transmisión de la violencia de género”, en el Master en Malos Tratos y Violencia de Género de la UNED.
13 Montero Gómez, Andrés (2008): “La seguridad como derecho”, en El Correo, 4 de agosto, p.24.)

El ideario del SAP al que se aludía en la presentación de este informe está siendo difundido a nivel internacional (EEUU, Australia, Argentina, Canadá etc.) desde hace años por el movimiento  del Backlash (14), o Contra-movimiento, liderado ahora por asociaciones de padres varones y por la custodia compartida que dicen defender sus derechos como tales padres (Father Rights Movement), pero que sin embargo enmascaran la defensa de su supremacía frente a la mujer y sus hijos/as. El SAP constituye el credo de estas asociaciones de toda una multitud de siglas de signo machista que enmascaran una corriente en contra de la igualdad entre hombres y mujeres, con la complicidad de las fuerzas políticas neoconservadoras y de los sectores más reaccionarios de nuestra sociedad, y con el apoyo decidido de una parte de la judicatura (15).

El apogeo de los PEFs llegaría del 2001 al 2004 y en adelante, gracias al impulso de este Contra-movimiento encabezado por las asociaciones de padres varones separados. Estas asociaciones han trazado toda una estrategia para conseguir la expansión de los PEFs y para controlar la formación de su personal como una herramienta más para lograr imponer su ideario.
El Contra-movimiento está consiguiendo infiltrar en el imaginario colectivo muchos de sus neo mitos estrella, está consiguiendo definir de forma distorsionada la realidad de los conflictos judiciales de familia. Como afirma Consuelo Barea:
“Los movimientos de “Derechos del Padre” dicen que el hombre tiene desventaja legal en las disputas por la custodia. Hablan de los maltratadores como de víctimas de sus mujeres que los denuncian falsamente, y que según ellos son las verdaderas maltratadoras. Promueven la custodia compartida como primera opción en el divorcio, y afirman que muchas madres alienan a sus hijos contra ellos y les dificultan el acceso.”16

Son estas asociaciones, y sus acólitos, ciertos psicólogos, magistrados y abogados afines a su discurso, los que realmente dirigen el pensamiento de los PEFs. Son ellos quienes gestionan indirecta o directamente muchos de estos recursos, los que imponen su perspectiva en la concepción de lo que es un PEF, los que definen las líneas de las jornadas y cursos para la formación de su personal, que incluyen su idea de Mediación Familiar, de Custodia Compartida y, por supuesto, de la teoría del SAP.
Aparentemente tanto en España como en otros países, estos padres trasmiten que luchan por sus derechos paterno-filiales proyectando estratégicamente una imagen de estar actuando con neutralidad e incluso defendiendo la igualdad entre hombres y mujeres, cuando en la práctica buscan contrarrestar el avance que se está produciendo en materia de derechos de la mujer, especialmente en aquellos que la protegen a ella y a sus hijos e hijas de la violencia machista.
En palabras del sociólogo Michael Flood:
“Estas asociaciones responden a los temas de violencia doméstica y sexual desde el punto de vista del perpetrador de violencia. Más aún, estos grupos responden de la misma forma que los maltratadores actuales: minimizan y niegan las dimensiones de la violencia, culpan a la víctima, y explican la violencia como mutua en la pareja o fruto de un proceso recíproco entre ambos miembros (Eran, 1996, p. 105). En otras palabras, los discursos y actividades de estas asociaciones imitan las micro-prácticas de los maltratadores”.
Las características principales de este Contra-movimiento machista en España, siguiendo las líneas del movimiento internacional de los “Derechos del padre” basadas en los principios del SAP, podríamos resumir estas características de la siguiente manera:
-Desprecian la perspectiva de género, en España, por ejemplo, la Ley de Igualdad y más concretamente la Ley Integral, tachándola de inconstitucional, discriminatoria para el hombre, y de potenciar el conflicto de la pareja en lugar del diálogo. Para estos grupos, se “ha ido demasiado lejos” en el intento de proteger a las mujeres llegando a la victimización del hombre. En la práctica luchan por desprestigiar una ley cuyo objetivo es erradicar la violencia partiendo del origen patriarcal que la justifica.
-Distorsionan la realidad de la violencia de género considerando la violencia machista poco frecuente y atribuyéndole a menudo causas ajenas a la responsabilidad del varón que la ejerce. La violencia sexista para estas asociaciones no es tal, sino una violencia bidireccional en la pareja en la mayoría de los casos, y por ello tratan de imponer la denominación de “violencia doméstica” desterrando el concepto de género. Según ellos, la mayoría de los casos de violencia de género no son más que “conflictos de pareja”.
-Desprecian y atacan al feminismo que defiende a las mujeres víctimas de violencia de género, al que tachan de “radical”, “revanchista” y al que culpan de potenciar políticas que acentúan el conflicto en la pareja y el “victimismo” que debilita a las mujeres.
-Dicen hablar siempre en interés superior del menor, no en interés de ellos, los padres varones, aparentando ser neutrales, frente al feminismo que según ellos busca el interés de las mujeres en este tema.
-Llevan a cabo una estrategia de mercado, sobre todo en Internet, que potencia una imagen ficticia de padres víctimas, aparentando su preocupación por sus hijos/as, dándole a sus intervenciones un carácter científico, pero desarrollando un discurso cargado de  injurias y calumnias contra las organizaciones de mujeres y expertos/as que prestan apoyo a las víctimas de la violencia de género.
-Aparentan defender la “verdadera” igualdad entre hombres y mujeres, son defensores a ultranza de la custodia compartida, que presentan como la solución más “igualitaria” y beneficiosa para el/la menor, pero que en la práctica utilizan como manera de instrumentalizar a los hijos contra la mujer o de obtener ventajas económicas o de vivienda en la separación.
-Legitiman el SAP como una verdad científica y del que dicen ser víctimas a menudo, por culpa de las madres manipuladoras; no admiten que ha sido su conducta violenta y el ejercicio de la agresividad contra la mujer y los hijos lo que hace inevitable el rechazo de estos al padre que nunca les mostró afecto y que siempre los trató con indiferencia o agresividad.
-Difunden el mito de las denuncias falsas de malos tratos al que convierten en fenómeno muy frecuente, con la intención de acabar con la credibilidad de las mujeres víctimas de violencia de género que buscan protección en el sistema judicial.
-Dicen buscar el diálogo y la conciliación en litigios de separación o divorcio, frente a la denuncia que potencian las “feministas radicales”, reivindicando e intentando imponer la Mediación Familiar obligatoria en recursos sociales y en el sistema judicial, cuando en realidad lo que persiguen es el contacto con la mujer con el fin de hacerla desistir de su ruptura para poder seguir manteniendo el control, el dominio y el sometimiento de ella y de sus hijos/as.
En definitiva se trata de ocultar con disfraces de falsa igualdad y defensa de la infancia una ideología de marcado contenido machista y de valores y principios basados en un trasnochado conservadurismo, que no pretende otra cosa que retrotraer a las mujeres a tiempos pasados donde el varón, dentro de la más estricta legalidad, controlaba, dominaba, decidía y sometía a la mujer.

En el funcionamiento de los PEFs es donde se ha registrado la muestra más palpable de esta corriente del SAP del Contramovimiento, con el fin de minimizar las dimensiones del fenómeno de la violencia masculina ejercida sobre la mujer propalando las siguientes falacias, según enseñaba su profeta, Richard Gardner:
- Tanto en malos tratos como en abuso sexual a la infancia, hay un alto número de
denuncias falsas interpuestas por las madres tras la separación con ánimo de venganza o para sacar ventaja en otros procesos.
- Un abultado porcentaje de exageraciones sobre las denuncias por malos tratos y de sus consecuencias para los/as hijos/as saturan los juzgados.
- La mayoría de estos conflictos judiciales de familia provienen de disputas entre
progenitores, que a su vez son resultado de una separación traumática mal resuelta.
- Los casos judiciales donde hay violencia “doméstica” de pareja son los menos (y dicha violencia no necesariamente afecta a los menores ni impide la relación paternofilial).
- La perspectiva de género beneficia a la mujer frente al hombre. La Ley Integral
discrimina al hombre al culpabilizarlo a él solo de la violencia “doméstica”.
Al relativizar el fenómeno de la violencia de género, la consecuencia inmediata es la invisibilidad de sus víctimas.
A este ideario inspirador del Contra-movimiento se ha referido el actual Delegado del
Gobierno contra la Violencia sobre la mujer, Miguel Lorente, bajo la denominación de
post-machismo, cuyo objetivo es el de contrarrestar los avances que, en materia de derechos de la mujer, se están produciendo; derechos imprescindibles para alcanzar la igualdad real entre hombres y mujeres, con especial mención a las leyes que protegen a las mujeres de la violencia machista.
Apunta Lorente que el post-machismo, aparentando un aire de neutralidad, espíritu
científico e interés común por legitimar sus mensajes a la sociedad, no deja de criticar las medidas que se han tomado para avanzar en el terreno de la igualdad, y en definitiva, lo que reivindica es la vuelta a los valores del pasado más vetusto, como la re-vinculación a la familia tradicional. Su actitud se orienta a minimizar las proporciones de la violencia de género como fenómeno social, presentándola como una manifestación natural o una parte del conflicto de la pareja, haciéndola derivar de causas externas al verdadero causante, el maltratador.
A partir de esta idea reivindican estratagemas, camufladas como derechos igualitarios, cuya denominación consigue cierta aceptación social pero que, en la práctica, provocan el recrudecimiento del conflicto para las víctimas.
El Contra-movimiento sostiene que se han exagerado las proporciones de la violencia contra la mujer en la pareja, y carga la responsabilidad en las feministas “radicales”, frente otras feministas.
Como si fuera necesario aumentar la magnitud de un fenómeno social cuyos datos (que son de dominio público) hablan por sí solos.
El tópico de que el maltrato a la mujer es menos frecuente de lo que se cree, queda desmentido por las cifras abrumadoras, tanto de extensión regional como universal, que estadísticamente lo rebaten.
Unas 400 mujeres han sido víctimas de terrorismo machista en los últimos cinco años, la mayoría de estos asesinatos fueron el desenlace de un proceso continuado de maltrato, en un 80 % no denunciado. El año pasado murieron 7 niños a manos de su padre maltratador y más de 20 quedaron huérfanos debido al asesinato de su madre por parte de su padre. (15)
Continuando con las cifras oficiales, que el 80% de las mujeres no denuncien el maltrato, según la Ministra de Igualdad, produce que el alcance de la Ley Integral se vea mermada en uno sus objetivos fundamentales: el de proteger a las víctimas.
No deja de sorprender que sean precisamente las asociaciones, antes indicadas, y las
personas adscritas a su credo, las que hayan conseguido dirigir, formar al personal e impulsar la gran mayoría de los PEFs en funcionamiento como en la Comunidad Autónoma de Madrid, así como en otras Autonomías, por ejemplo, en el País Vasco.
El dogma que rige los PEFs se esfuerza a traducir la violencia machista (o violencia de
género) por la expresión manipuladora: “desavenencias entre iguales”. Así queda
enmascarada una relación de poder y sometimiento a través del chantaje emocional y la violencia física de un maltratador (en ocasiones pederasta) con respecto a su víctima, mujer, hijo o hija.
Para su ideología, la alta conflictividad en las parejas se atribuye a un fantasma, la
desestructuración familiar, por lo que consideran responsables por igual a ambos miembros de la relación.
Prejuzgando que la violencia en la pareja puede provenir igualmente de ambos cónyuges, para estos grupos y sus afines la Ley Integral de Medidas de protección contra la Violencia de Género y la Ley del Divorcio no sólo ha sido un error, sino que han llevado una mayor conflictividad a la “familia”.

La Magistrada María Sanahuja ha sido fuertemente criticada tanto por asociaciones de
mujeres como por colectivos de profesionales que trabajan con víctimas de violencia de género, por su complicidad con los argumentos que divulgan los maltratadores, aprendido del Contramovimiento.
En su conferencia en las Jornadas de formación para personal de los PEFs, Sanahuja
transmite una visión desdibujada del panorama de los procesos judiciales de familia atacando ferozmente la Ley Integral. Según sus palabras:
“Todas las violencias domésticas están interconectadas. (…) La Ley Integral sólo consigue
(de forma discriminatoria) culpabilizar al varón como violento en sí (…) con el que no se
debe dialogar llegando incluso a prohibirle la mediación ante conductas levísimas, lo que intensifica el conflicto.”18

En su visión, Sanahuja comete un clamoroso error a la hora de detectar la dinámica de esta violencia, ya que lo que para ella es leve, concretamente las agresiones psicológicas o agresiones aparentemente aisladas, suele ser en realidad un indicador del maltrato más grave y destructivo que habitualmente viene sufriendo la mujer.

Estas declaraciones llevan desafortunadamente a minimizar los riesgos de peligro o al descrédito de las manifestaciones de las mujeres víctimas, y a menospreciar las órdenes de protección y alejamiento que pesan sobre los padres.
Lo que consigue Sanahuja es camuflar a estos agresores que, por su parte, siempre
se presentan ante la sociedad como víctimas del sistema judicial y de la mujer.

Debe decirse con toda rotundidad, que la diplomacia y la mediación no sólo no resuelven las situaciones de violencia de género, sino que tales métodos de complacencia están contraindicados en estos casos.
La idea del juez pretende la vuelta a doctrinas periclitadas, la “virtuosa” solución de la
resignación femenina para “aguantar” lo que conforme a todo derecho humano es intolerable.
Una visión tan desvirtuada de la realidad lleva inevitablemente a ocultar los riesgos que corren mujeres y niños/as ante un padre violento y las secuelas que puedan estar sufriendo o sufrirán a lo largo de sus vidas.
Las cifras reales de la Violencia de Género.
Para valorar los datos que acompañan este informe conviene apuntar unas reflexiones para emplazar el tema al que nos estamos refiriendo en su contexto ideológico y social.
“La violencia de género no es un fenómeno social inconexo sino que se deriva del propio sistema de valores de la cultura en que se produce. Está enraizada en los mismos pilares que sustentan la arquitectura del patriarcado, y forma parte inseparable del orden social, el cual se transmite en el proceso socializador, generación tras generación. Sin el hilo conductor de la ideología patriarcalista, no habría violencia de género en la sociedad”25.

Numerosos organismos nacionales e internacionales avalan la gravedad de la violencia de género:
- El Instituto de la Mujer calculó, en el año 2006, que el porcentaje de las mujeres que se podían considerar técnicamente maltratadas en España era del 9,6 %, y las que se declaraban maltratadas un 3,6%. De estos datos se dedujo que alrededor de 2 millones de mujeres sufrían violencia de género dentro de la pareja, en nuestro país, y que, por lo tanto, los casos que llegan a los tribunales de justicia sólo representan entre un 10 y un 15% del total, es decir, la punta del iceberg.
- En 2006, el Estudio del Secretario General de las Naciones Unidas confirmó que la violencia contra las mujeres, tanto en el hogar, como en el lugar de trabajo o en cualquier otro ámbito, constituye una violación muy extendida y especialmente atroz de los derechos humanos, que debe ser erradicada.
- Según la ONU, una de cada tres mujeres en el mundo tiene probabilidades de ser golpeada, de ser obligada a mantener sexo, o de recibir malos tratos psicológicos.
- Este mismo organismo indica que: “La limitada disponibilidad de servicios, el estigma y el temor impiden a las mujeres buscar asistencia y alternativas a su situación”.
- Un estudio publicado por la OMS en 2005, en base a datos recogidos entre 24.000 mujeres en 10 países, denuncia que aproximadamente el 95 por ciento de las mujeres que habían sido abusadas físicamente por sus parejas nunca habían contactado con alguna ONG, refugios o con la Policía para solicitar ayuda.
- El Consejo de Europa ha afirmado que la violencia en el ámbito familiar es la principal causa de muerte y discapacidad entre las mujeres de 16 a 44 años de edad y provoca más muertes y deterioro en la salud que el cáncer o los accidentes de tráfico.
- Según Amnistía Internacional la violencia de género es la violación de derechos
humanos más extendida, universal y oculta. Corrobora AI que lo habitual es que se
notifiquen menos casos de violencia de género de los que se dan en realidad, ya que las víctimas no informan de ello por: desconocimiento, miedo, vergüenza, o escepticismo.
- Joan Meier, Profesora de Derecho en la Universidad George Washington de EEUU,
reconocida experta en este tipo de violencia: “Los estudios revelan con contundencia que el 75% de los casos de litigio por la custodia de una hija o un hijo envuelve un historial de violencia doméstica.”
De todos estos datos se deduce que la violencia contra mujer en la pareja está mucho más extendida de lo que la corriente de pensamiento de los PEFs insiste en transmitir a la sociedad. A pesar del cúmulo de cifras, de la innegable universalidad y permanencia de la violencia de género, el Contra-movimiento ha centrado su estrategia en negar lo evidente, mediante una campaña sostenida de tergiversación de la realidad, acudiendo a datos falsos, como el alto número de denuncias falsas (a pesar de no haberse probado ni una sola) que atentan contra el derecho a la dignidad de las mujeres; y, en cualquier caso, deprecian la función de las y los jueces que son quienes en definitiva deciden cuando una denuncia puede tramitarse y cuando no.
El hecho es que estas tergiversaciones tratan de ocultar las cifras reales de la violencia de género (incluidos abusos sexuales por parte del padre) poniendo en peligro a muchas niñas, niños y adolescentes que la padecen cuando se encuentran en los PEFs a consecuencia del litigio judicial por su custodia o el régimen de visitas.
Y lo más preocupante es que este discurso retrógrado está logrando calar en determinados sectores de la sociedad; fabulando un panorama social que marca tanto la actuación de los PEFs como la de ciertos jueces, magistrados, fiscales que apoyan esa interpretación perversa y se suman a su expansión.

Si tuviéramos que resaltar el punto clave del ideario del SAP que desarrolló ampliamente Gardner, ese sería el que acaba con la credibilidad de las víctimas de forma aplastante: la atribución de falsedad a las denuncias interpuestas por las madres.
El mito de las denuncias falsas se ha extendido como la pólvora gracias a los nuevos
machismos que lo lanzan constantemente en los medios de comunicación. Una parte importante de la sociedad española, tan proclive a la misoginia, ha aceptado como verdad absoluta esta premisa difamatoria, de tal manera que cuando surge el tema de los malos tratos muy a menudo salta como un resorte este mito que neutraliza la credibilidad de la mujer.

La consecuencia de este discurso que siembra el descrédito de la mujer, es el que cada vez se estén denegando más órdenes de protección y muchos agresores siguen gozando de una ignominiosa impunidad, lo que refuerza su actitud violenta.
Miguel Lorente, actual Delegado del Gobierno contra la Violencia sobre la mujer, contestaba a las palabras de Sanahuja de la siguiente manera:
“La juez decana confunde lo invisible con lo inexistente. Lo invisible no se ve, pero está ahí. Así ocurre con la mayoría de los episodios de violencia contra la mujer. Una denuncia sobre un hecho invisible que no se pueda demostrar no significa que sea falsa, aunque el procedimiento judicial no pueda llegar a ninguna conclusión. Denuncias falsas se producen en todos los delitos sin que nadie haya salido a decirlo. Insistir en la «falsa moneda» es impedir que muchas mujeres puedan conseguir su libertad, y tranquilizar a quienes no quieren creer aquello que les incomoda.”31

Es igual que se trate de sobreseimiento por falta de pruebas (algo habitual en estos casos ya que es un delito que ocurre en la intimidad y, por otra parte, muchas veces el testimonio de la víctima le resulta insuficiente al juez) o también cuando la mujer retira la denuncia a consecuencia del miedo a las represalias o por la dependencia emocional del maltratador; los que propagan este interesado equívoco pretenden introducir cualquier denuncia que no prospera en la calificación de denuncias falsas sin ningún tipo de prueba que lo avale.

3.2.3. Mito: Atribuciones de falsedad de las denuncias por abuso sexual a la infancia.
Otro de los pilares del SAP sobre los que gira esta estrategia de descrédito a la mujer, y en el que ponía especial énfasis R. Gardner como propedófilo reconocido, consiste en atribuir falsedad a las denuncias de abuso sexual infantil

23 de noviembre de 2007
La psicóloga clínica de la Federación de Mujeres Progresistas, Covadonga Naredo, explicó en una rueda de prensa que el SAP, ideado por el psiquiatra estadounidense Richard Gardner, es un falso síndrome que no está reconocido por la Organización Mundial de la Salud ni por el Manual Diagnóstico de los trastornos mentales (DSM-IV), pero que provoca ’unos daños gravísimos en los niños’.
En muchos casos de disputa judicial sobre la guarda y custodia de los hijos, los menores rechazan cualquier contacto con el padre, una reacción que, entre otros motivos, puede ser la respuesta del niño a unos malos tratos o abusos cometidos por su progenitor, explicó.
El SAP es ’muy peligroso’, porque tiene ’el efecto perverso de invertir la carga de la prueba’ y dar por sentado que las madres son culpables y que tienen que demostrar su inocencia en un juzgado, según la letrada Eva Pleguezuelos de la Asociación de Mujeres Juristas Themis.
Lo más grave es el efecto que tiene en los niños, ya que, en muchos casos, se les obliga a ir con unos padres que han cometido abusos o maltrato. El SAP no es más que una coacción legal con graves consecuencias para los menores.
Las asociaciones de mujeres solicitan audiencia al Ministro de Sanidad y Consumo, Excmo. Sr. Don Bernat Soria Escomns, y al Ministro de Justicia, Excmo. Sr. Don Mariano Fernández Bermejo, para informarles sobre la irrupción intempestiva de un pretendido cuadro médico, relacionado con los procesos judiciales de ruptura de matrimonios y uniones homólogas, que se presenta como "Síndrome de Alienación Parental" (SAP). En estas entrevistas se le hará entrega de:
1.- Un documento suscrito por más de medio centenar de profesionales de la Salud Mental, en el que-de modo inequívoco-se fundamenta la falta total de respaldo científico del pretendido "SAP", y la consiguiente insolvencia médica que de su diagnóstico, aplicación y tratamiento se está realizando en el campo judicial de nuestro País, además de aspectos éticos tan execrables como la ideología pro-pedófila y sexista que inspira la creación del pretendido síndrome de alienación parental.
PROFESIONALES DE MEDICINA Y SALUD MENTAL ANTE EL FENÓMENO PSICOLÓGICO-LEGAL DEL PRETENDIDO "SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL" http://firmasmanifiesto.blogspot.com/2007/10/profesionales-de-medicina-y-salud.html
El fraudulento SAP pretende utilizar a la Justicia como medio para obtener la legitimación que le niega la Comunidad científica.
JURISTAS Y SOCIEDAD CIVIL ANTE EL FENÓMENO PSICOLÓGICO-LEGAL DEL PRETENDIDO “SÍNDROME DE ALIENACION PARENTAL”  http://www.redfeminista.org/Noticia.asp?ID=5660
La presidenta de la nueva Red de Madres explicó que el SAP va unido a la denominada 'Terapia de la Amenaza', por la que Gardner, que tal y como explicaron, era "un pro pedófilo que decía que la pedofilia es una forma de orientación sexual", proponía "la retirada inmediata del menor de la madre, de forma que luego la madre sólo pudiera ver al niño bajo supervisión".
Un Perverso y su Estafa
Hace más de veinte años el pedófilo que terminó suicidándose, Richard Gardner, "inventó" el "síndrome de alienación parental", conocido como "SAP". Gardner nació el 28 de abril de 1931 y se suicidó acuchillándose, el 25 de mayo del 2003. El reporte de su necropsia se puede encontrar en cincinnatipas.com/dr-richardgardnerautopsy.html